GÉNESIS
GÉNESIS DEL AUTOENGAÑO

Si nos encumbrásemos al umbral de cada historia de adicción evidenciaríamos
que, bien desde los incipientes consumos, la persona se ve en la tendencia de
mentir para justificar procederes. Dicha necesidad de mentir aparece incluso antes
de ser adicto. Esas primeras mentiras aisladas le generan culpa, y en
consecuencia ansiedad aguda. La mentira genera ansiedad, bien por
remordimiento, bien por el esfuerzo de distinguirla de la verdad y encima
recordarla. Cuanto más se miente mayor es el esfuerzo recordatorio y la
ansiedad acumulada.
Al progresar el comportamiento adictivo avanza la necesidad de engañar, repitiendo el chantaje y la falsedad que a su vez sigue generando culpa que además de generar ansiedad aguda empieza a producir un estado de ansiedad crónica, menos intenso, pero más pernicioso que puede provocar un síndrome distímico propio de sujetos que están empezando a ser adictos, en quienes a la ansiedad crónica se añade la ansiedad aguda en forma de un síndrome traicionero.
Si el
ciclo engaño-mentira-embaucamiento sigue experimentándose el sujeto desarrolla
una suerte de mecanismo defensivo adaptativo automatizando la mentira, esto es
evitando que la mentira pase el filtro consciente que hace sufrir de manera que
se responde lo que conviene o, lo que es igual, convirtiendo el engaño en
autoengaño, es decir incorporando la mentira a su estructura de personalidad.
Como decía Goebbels "una mentira
repetida mil veces se convierte en una verdad". A partir de aquí se
puede decir que el comportamiento falsario del adicto sería más fabulador que
mentiroso toda vez que el afectado no se molesta en comprobar si lo que dice es
o no mentira; su mentira será sistemáticamente acomodaticia y condicionada por
la conveniencia de la misma. Por ejemplo, en todo lo relativo a conseguir
drogas a justificar su consumo el sujeto no miente conscientemente, lo que está
haciendo es respondiendo automáticamente en función de su conveniencia. De paso
consigue que le desaparezca la culpa, neutralizando la ansiedad aguda y parte
de la ansiedad crónica: el sujeto ya está autoengañado. La función del
autoengaño es reequilibrante, neutraliza la ansiedad, y permite engañar más
fácilmente a otros, por cuanto la credulidad en el propio cuento lo hace más
convincente y la capacidad para creernos nuestras propias mentiras nos ayuda a
embaucar más eficazmente.
¿Está todo dicho? Aunque parezca increíble, el proceso puede ir aún más lejos, es decir, si el sujeto no solamente engaña y se autoengaña en contextos determinados, por ejemplo, en la relación con los padres a efecto de conseguir droga, sino que su comportamiento se extiende a muchos ámbitos de su vida hasta el punto que la mentira, el engaño es una constante, una forma de vida, entonces se alcanza otro nivel de perturbación mayor que es la mixtificación.
Las drogas destruyen física, mental, emocional, espiritual, familiar y socialmente, todas son adictivas y mortales, algunas son más adictivas que otras, pero todas tienen el mismo fin, un hospital, la cárcel o la muerte, por eso ayudamos en la prevención y la rehabilitación de personas con problemas de adicción. Si este es tu caso o el de un familiar, contáctanos, te ayudamos o orientamos para que sepas que hacer.
REFERENCIAS:
1.- Sirvent Ruiz, C.M. Dialéctica entre la teoría y el método en el tratamiento de las adicciones. Jornadas de Socidrogalcohol. Burgos, 1991.
2.- Sirvent Ruiz, C.M. La mentira transformada 8º Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis 2007
3.- Blanco Zamora, López Pérez y Sirvent Ruiz, C.M. Psicopatología del autoengaño 8º Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis 2007
4.- Sirvent Ruiz, C.M. Mentira, autoengaño, adicción y diferencias de género. III Symposium Nacional de Adicción en la Mujer. Madrid 2007